domingo, 28 de julio de 2013

LOS TRES MOSQUETEROS CONTRA GREDOS. CICLOTURISMO EN ESTADO PURO

El día 26 de Julio de 2013 llegábamos a Cabezuela del Valle tras cinco días montados sobre dos ruedas rodeando la parte central de la sierra de Gredos. Esta es nuestra historia:


Ver ruta en wikiloc

Salimos el lunes 22 de Villafranca, bien temprano, sobre las 4:30 a.m., ni un alma viva en las calles de nuestro pueblo, solo tres locos montados en un 307 azul con tres bicicletas a la espalda.
A las 7:00 a.m llegábamos a las puertas del Valle del Jerte, Cabezuela del Valle, Pablo, mecánico oficial, escalador de puertos e ideólogo de la ruta, Carlos, consejero de rutas, portador de la bota y especialista en caminos de la Vera y Paco que llevaba la bomba que luego mas tarde se rompería. Los tres, montados sobre las tres señoras que nos iban a aguantar todo el camino sobre sus huesos de aluminio, dos BH Over X y una Orbea Alma, fabricación nacional.




La ruta incluía cuatro días de pedales y un día de descanso en Hoyos de espino, en el corazón de la sierra de Gredos. Salimos medio adormilados todavía y empezamos a subir, una buena rampa con una pendiente infernal durante 2km que nos avisaba de que aquello no era S. Jorge ni nada parecido, algunas náuseas y mareos, tras subir nos damos cuenta de que el estado de forma es bastante mejorable pero nos vemos bien y continuamos por una pista con unas vistas formidables del Valle del Jerte, cruzamos unas gargantas que nos hacen pensar que estamos en Galicia como mínimo. Salimos pronto de la ensoñación, toca subida por la carretera hasta Piornal. Nuestras piernas hace girar las bielas unas cien mil veces hasta tocar el puerto de Piornal a 1285m. Primer puerto salvado y bautizado con vino de la tierra. Ahora toca bajar plácidamente hasta Garganta la Olla, la joya del norte de Extremadura donde nos paramos a tomar un refresco y a recargar de agua nuestras mochilas.

 Desde allí seguimos por carretera con una leve subida hasta el monasterio de Yuste, foto de rigor y bajada hasta Cuacos de Yuste, puerta de la Vera. El paisaje cambia totalmente, hemos pasado del Jerte a la Vera, además el sol empieza a ya a picar a estas horas por lo que seguimos pedaleando por caminos de dudosa ciclabilidad de pueblo en pueblo, la ruta del emperador, Carlos V, cruzamos Aldeanueva y Jarandilla y sus respectivas gargantas de S.Gregorio y Jaranda. De Jarandilla a Losar y de Losar  bajamos al camping donde acaba la primera etapa, cerveza y comida bien merecida y tarde de baños y tercios en la formidable garganta de Cuartos, agua helada, cerveza fría, el cuerpo manda y nosotros le atendemos                                                           obedientes.

¿Amanece? Aun no pero ya estamos casi listos para arrancar a pedalear, toca una etapa larga y más o menos llana, al menos eso parecía al principio. Salimos de Losar por unas pistas que nos alejan de la nacional para descubrir pueblos enterrados en las profundidades de la Vera, ajenos al mundo, como Viandar y Talaveruela, pasando por un sube y baja que se agarraba a las piernas como un alambre de espino. Desde allí bajamos a la nacional hasta Valverde, donde por confusión nos saltamos el camino y tuvimos que hacer un pequeño tramo de carretera hasta Villanueva de la Vera, desde allí llegamos a Madrigal en un tramo donde nos volvemos a perder, pero solo fue un desvió sin importancia, recuperamos la carretera y llegamos a Madrigal, saliendo de Madrigal, Carlos guía al grupo por un camino de lo más dudoso, “Tened fe!, el camino va por aquí” nadie se lo creería, después de unos 200 metros avanzando entre pasto y árboles de repente dos rodadas se dibujan en el suelo, era verdad, había camino, y además bonito, avanzado entre arroyos y una galería de robles y castaños  llegamos hasta Candeleda los kilómetros empiezan a pesar, pero el ánimo no decae. Decidimos partir aquí la etapa y parar a comer y por supuesto a bañarnos en la estupenda piscina natural, le damos al cuerpo el paquete básico: Baño, cerveza, comida, siesta y helado, a pedalear! Ahora es cuando empezamos a subir de verdad, primero “suave” hasta Poyales del Hoyo, luego muy fuerte por una carreterilla que surcaba la sierra entre impresionantes pinares y rincones olvidados, solo nosotros, nuestras bicis y la sierra, subimos al mítico Cerro de la Lobera desde donde apreciamos la burrada de kilómetros y de desnivel que llevamos hechos, casi toda la Vera en un día. Desde allí una bajada a la tierra prometida, por fin…encajado entre la roca de los Galayos, siempre a la sombra: Guisando.

 El segundo día queda atrás, y se suponía que era un día “suave” para lo que nos esperaba el tercero, amanece el miércoles y lo que nos espera es la subida al puerto del pico, el nombre ya avisa de que no es la cuesta del Pocito precisamente. Comenzamos la jornada, como siempre: subiendo. De Guisando llegamos al Hornillo y de aquí al Arenal, caballeros beban agua, carguen los bidones y las mochilas
porque ahora empieza lo bueno y hasta el final de esta etapa solo veremos los pueblos de lejos. A subir. Nos sorprende lo llevadero que se nos hace la subida a este puerto de la Centera, quizás porque se sube muy poco a poco, y casi siempre en sombra y sin tráfico, bajamos raudos y veloces, tenemos que subir otro puerto, el del Pico, que se sube por la carretera nacional, vértigo, camiones pasando demasiado cerca pero con paciencia y pedales se llega a cualquier sitio. Coronamos a las 12:00, buena hora, un trago de vino capitán y un encuentros fortuito con unos paisanos. Seguimos. Cartógrafo dirige: Ese es el camino que hay que coger, trazamos una variante de la ruta original para cortar hasta Hoyos sin pasar por San Martín ni Navarredonda y funciona, el paisaje vuelve a cambiar y ahora nos abrigan los pinos del valle del Tormes, parecía que sería el tramo más fácil, nada más lejos de la realidad, el cordel castiga implacable al ciclista por senderos pedregosos, arenosos y empinados, donde hubo que bajarse más de una vez, algún susto de un miembro de la expedición con ciertas vacas que plagaban el camino pero sin mayores complicaciones llegamos hasta el final de la etapa haciendo un último tramo casi de enduro. Llegamos, cerveza, para Paco no que está malito.

Día de descanso.

El quinto día estamos frescos  tras un día de descanso, baños, chuletones y largas siestas, así que salimos temprano, el reto es llegar hasta Cabezuela y acabar la ruta, la etapa más larga con diferencia, 80km, a ver como aguantan las piernas. El cartógrafo marca el camino una vez más con precisión alemana, pero esta etapa cuenta con otra dificultad, los caminos del Tormes, como fantasmas aparecen y desaparecen caprichosos, pero los encontramos y seguimos, vamos rápidos y cruzamos con las primeras horas de la mañana Navacepeda, Navalperal, La Angostura, y Aliseda se abre el valle del Tormes, el paisaje es espectacular, seguimos hasta los Llanos de Tormes y de ahí al Barco de Ávila, son las 11:00, buena hora para parar a desayunar.  Del Barco de Ávila hasta el puerto de Tornavacas hay que subir un poco, pero después es todo bajada, ¡y que bajada!, en el camino nos cruzamos con un ciclista que nos para a preguntar que a donde vamos por esos caminos con las alforjas “Vais mal por aquí”, si nos hubiera visto los días anteriores por donde  pasamos no se lo creería, íbamos bien, asi que seguimos,  entramos en el Valle del Jerte que abandonamos unos días atrás y seguimos por las pistas entre cerezos,  cuando por fin llegamos a Cabezuela. Magnifica ruta, otra medalla más para el grupo MTB La Carrera. El año que viene otra vez.










3 comentarios:

  1. Magnífica crónica!! un apunte en favor de Paco: también era el fotógrafo de la ruta...

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  2. Magnifica crónica chicos,..... esta podría ser una de las rutas del club anual....... se nos ha puesto la piel de de gallina...... con ganas de hacer algo parecido...................... genial....

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  3. Una pasada compadres!me alegro por vosotros y por vuestra precision alemana!estais como un vergoncio!

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